En muchas ocasiones no tienes oportunidad de decirles a tus hijos cuánto los amas. Tampoco de explicarles por qué los has regañado o te has enfadado con ellos. ¿Te ha pasado? Es hora de amar y sanar con la hipnopedia.
La falta de tiempo, el cansancio y el estrés atentan contra tu intención de comunicarte y de acompañarlos de manera positiva en su crecimiento. Afloran la angustia, el agobio y el sentimiento de culpa por pensar que no estás siendo una buena mamá o papá. ¡A todos los padres les pasa!
Por fortuna hay formas de gestionar, profesionales, técnicas, herramientas de acompañamiento en la crianza, existen para ser estudiadas y aplicadas. Hablemos de una de las técnicas que surgen como apoyo en el desarrollo personal y familiar: la hipnopedia.
La hipnopedia es una herramienta que puede ayudarte a transmitir a tus hijos los mensajes que quieres hacerles llegar y que se te hace difícil comunicarles. Consiste en hablarles a los niños y adolescentes mientras están dormidos.
Es decir, dirigir tus palabras a su mente inconsciente para comunicarles tu amor y orgullo por ellos, pedirles perdón, y ayudarlos a corregir comportamientos como la agresividad o la enuresis.
La hipnopedia te proporciona tranquilidad, apoyo y acompañamiento para sanar a tus hijos, para que vacíen su mente de experiencias desagradables y negativas, y la llenen con mensajes agradables, positivos e inspiradores.
Es una herramienta poderosa que te da la oportunidad de corregir en lo posible los errores que todos cometemos en la crianza. Porque, como todos, no somos perfectos como mamá o papá, ¡ni queremos serlo! Te lo puedo asegurar.
¿Qué es la hipnopedia?
La hipnopedia es un recursos que utiliza la Programación Neurolingüística (PNL), se vale del buen uso del lenguaje, utiliza el poder de las palabras para comunicarlas durante el sueño. El poder de las palabras adquiere una dimensión importantísima en la crianza, y la hipnopedia así lo capitaliza.
Hipnopedia significa “aprender por medio del sueño”. El escritor y filósofo inglés Aldous Huxley acuñó el término en su novela Un mundo feliz (1932). En el libro la hipnopedia no tenía un sentido positivo, pues en ese mundo de ficción se usaba para transmitir a los niños dormidos mensajes cortos con el fin de manipularlos.
Por fortuna, en la realidad podemos usar esta técnica para fines más nobles y beneficiosos para tu hijo, tales como potenciar sus capacidades, reforzar conductas positivas y eliminar experiencias dañinas.
Con tu acompañamiento positivo y la aplicación de la hipnopedia puedes reforzar la autoestima y seguridad de tu hijo, mejorar sus relaciones con la familia y entorno, y su rendimiento escolar, ayudarlo a recuperarse de una enfermedad o cirugía, prevenir la ansiedad y gestionar la rebeldía.
¿Cómo aplicar la hipnopedia?
El niño o adolescente tiene que estar dormido para escuchar los mensajes creados de acuerdo con lo que desees transmitir. Puedes grabarlos y activar el dispositivo en el momento del sueño para que los escuche, o puedes simplemente hablarle o leerle los mensajes sentándote a un lado de la cama y cuidando de no despertarlo.
La etapa del sueño apropiada para aplicar la hipnopedia es la fase MOR (movimiento ocular rápido), cuando la actividad cerebral es alta y similar a cuando estamos despiertos. En esta fase soñamos y el cerebro está dispuesto para captar y absorber la información que proviene del exterior.
La redacción de los mensajes es esencial para obtener los resultados deseados.
El Master Coach Edmundo Velasco, instructor y conferencista de PNL y quien ha probado y comprobado la hipnopedia por décadas, recomienda comenzar pronunciando palabras de amor y aceptación: Te amamos. Estamos orgullosos de ti. Estamos felices de ser tus padres. Es necesario repetir estas frases de forma constante en todas las sesiones para que el niño se sienta amado y seguro.
Después, explícale las razones por las que lo has regañado o has tenido una actitud agresiva con él. Discúlpate y expón tus sentimientos.
Luego, establece el orden de los mensajes según lo que quieras lograr, pero prestando atención a decirlos de forma positiva, evitando el uso de la palabra no.
Con la hipnopedia eres capaz
La mente del niño rechaza la palabra no, y normalmente es la que más oye a lo largo del día. Cuando le dices No corras dentro de la casa, es muy probable que siga corriendo porque su cerebro desecha el no y capta lo demás como una orden. El mensaje apropiado tendría que ser: Quiero que camines cuando estés en la casa.
Además, Velasco recomienda que siempre añadas una ganancia en el mensaje. Por ejemplo: Mañana te irá muy bien en el examen, vas a sentirte muy feliz.
Si tu hijo se ha enojado, puedes explicarle que enfadarnos está bien, pero que debe pensar en la manera en que expresa su rabia. Así le das la oportunidad de explorar y reflexionar sobre su reacción, sin que reprima o anule ese sentimiento.
Intenta con tus palabras darle la ocasión para expresarlo de una forma que no sea dañina para él mismo ni para los demás. Si pelea con sus hermanos, dile: Hijo, vas a llevarte bien con tus hermanos, te sentirás bien y feliz.
Si tu hijo es un adolescente y quieres ayudarlo a superar un problema amoroso, muy frecuente en esta etapa, enfoca los mensajes hacia lo positivo que es sentirse enamorado. Pero también transmítele que no siempre somos correspondidos y debemos aceptarlo.
El uso de cuentos, fábulas e historias es también una herramienta útil en la hipnopedia, si deseas comunicar a tu hijo una lección o un ejemplo sobre cómo gestionar un problema. Cuando está dormido su mente inconsciente capta y asimila el mensaje de la historia y le da recursos para superar situaciones que le provocan angustia y temor.
Puedes lograr que tu hijo sea más feliz, que supere sus temores, su baja autoestima, que se sienta seguro y mantenga buenas relaciones con su entorno. Si el niño es feliz, la familia también lo será.
Te sentirás más tranquila como mamá porque podrás trabajar también en tus propias emociones, identificar los sentimientos que se desencadenan en ti en la relación con tu hijo. Ordenar las ideas, escribirlas o grabarlas para comunicárselas a tu hijo, es un ejercicio de reflexión sano tanto para ti como para el niño que es el receptor de los mensajes.
Siempre repítele a tu hijo: Sí eres capaz, sí puedes. Como madre y padre, con el apoyo que nos proporciona la técnica de la hipnopedia, claro que sí podemos acompañar de manera positiva el desarrollo y crecimiento de nuestros hijos.
La hipnopedia es una herramienta muy útil al momento de elegirla como apoyo familiar, al elaborar los mensajes identificamos lo que sentimos, elaboramos nuestras propias responsabilidades, y al mismo comunicamos a nuestros hijos todo el amor, la confianza y deseos de nuestra superación, y la suya.