¿Por qué la Pedagogía Waldorf es educación para la libertad? Porque promueve el desarrollo integral del ser humano para formar individuos libres, pero moralmente responsables, con una base emocional sólida, y educados para desplegar un alto grado de capacidades creativas. ¡Justo lo que muchos padres buscan hoy en día!
Este método de enseñanza fue creado por el filósofo y educador austríaco Rudolf Steiner, quien lo aplicó por primera vez en 1919 en una escuela fundada para atender a los hijos de los trabajadores de la fábrica de cigarrillos Waldorf-Astoria, donde todos, independientemente de su condición socioeconómica y talento, recibían la misma enseñanza.
Steiner basó esta pedagogía en los principios de la antroposofía, doctrina según la cual el hombre pertenece a tres mundos: el del espíritu, el del alma y el del cuerpo.
De acuerdo con estos fundamentos, la Pedagogía Waldorf toma en cuenta para el proceso de aprendizaje las etapas evolutivas de la persona, desde la niñez hasta la primera juventud, en las cuales aparecen diferentes capacidades relacionadas con el hacer, el sentir y el pensar.
Las tres facultades, hacer, sentir y pensar, deben estar en equilibrio y trabajarse según la edad de los niños, tomando en cuenta que estos aprenden:
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Con el cuerpo, para actuar y hacer según su voluntad (hacer).
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Con sus sentimientos o emociones, para aprender valores y actitudes (sentir).
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Con la mente, para aprender mediante su pensamiento y reflexión (pensar).
Igualmente, la Pedagogía Waldorf desarrolla las facultades del hacer, sentir y pensar para proveer a tus hijos de una educación integral, mediante la cual obtengan los siguientes beneficios:
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Una formación para que los niños sean responsables en el ejercicio de su voluntad, y actúen transformando en realidad sus ideales y objetivos durante su vida.
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Con la educación Waldorf, tus hijos logran una mejor gestión de sus emociones, practican la empatía y la tolerancia, y se forman como seres humanos con sensibilidad y fortaleza emocional.
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Los niños aprenden a pensar de manera creativa, lo cual los ayudará a observar y comprender la realidad y hallar nuevas soluciones.
Pedagogía Waldorf: La enseñanza en septenios
En la Pedagogía Waldorf, la enseñanza se divide en ciclos de siete años o septenios:
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0 a 7 años de edad, primer septenio.
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7 a 14 años de edad, segundo septenio.
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14 a 21 años de edad, tercer septenio.
La metodología empleada por la Pedagogía Waldorf considera las necesidades, las capacidades y la madurez que el ser humano tiene en cada septenio. La enseñanza se adapta a cada etapa para no forzar ningún proceso para el cual el hacer, sentir y pensar del niño no estén preparados.
El primer septenio: Hacer
En esta etapa se aprende haciendo, fundamentalmente a través de la imitación y el juego. Se estimulan los sentidos y la imaginación del niño en un entorno de amor, respeto y seguridad.
A través de la imitación, los niños van avanzando en su desarrollo, desde erguirse y caminar, hasta hablar. Igualmente, imitan gestos, palabras y comportamientos, por lo que cuidadores y maestros debemos prestar atención a los ejemplos que les damos.
Con respecto al juego, es la actividad más importante de la infancia. Con el juego el niño explora el mundo, experimenta, desarrolla sus destrezas físicas e intelectuales, y alimenta su imaginación.
Es mediante el juego que el niño obtiene las competencias del lenguaje y su cerebro madura lo suficiente para que en la siguiente etapa pueda aprender con facilidad a leer y a escribir.
Igualmente, en este septenio es importante que se realicen actividades con una secuencia rítmica y con una regularidad de horarios que le proporcionen seguridad al niño.
Además, cantar y dibujar son actividades constantes en este septenio.
El segundo septenio: Sentir
En esta etapa se aprende sintiendo; se desarrollan las emociones para el aprendizaje y al mismo tiempo se logra que el niño alcance una eficiente gestión de las mismas.
Estimular la creatividad sigue siendo crucial en esta etapa, durante la cual los contenidos de las materias, las tareas y los exámenes reciben menos atención que la experimentación.
Los estudiantes en esta etapa pintan, dibujan, tejen, modelan con plastilina y arcilla, esculpen con cera, trabajan la jardinería, danzan y aprenden a tocar instrumentos. Fomentar el sentido estético en el niño, hace que ame y disfrute la vida, y le proporciona energía para descubrir, experimentar y trabajar.
Cultivando el arte, se dota al niño de herramientas y confianza para hallar la solución a problemas con sensibilidad y respeto hacia los demás y el entorno.
Asimismo, se involucran en juegos no competitivos y se evita la rivalidad por las calificaciones. Todas estas actividades le permiten al niño tener vivencias que lo equiparán emocional y anímicamente y contribuirán a su maduración.
El tercer septenio: Pensar
En esta etapa se aprende comprendiendo, teniendo un pensamiento propio. Ya la persona tiene la suficiente madurez para reflexionar y formular juicios racionales.
En este período, que coincide con la adolescencia, es esencial el apoyo y la guía para que el joven se mantenga centrado en medio de los cambios físicos y emocionales de este período de la vida.
Para lograrlo es fundamental que continúen los trabajos manuales y artísticos, en especial el teatro y los talleres que exigen el empleo de la fuerza y requieren sentir los elementos, tales como los talleres de madera y metales.
Durante este septenio las tres facultades hacer, sentir y pensar, se trabajan en conjunto, y adquiere relevancia el aprendizaje de las matemáticas y las ciencias. Así mismo, se van introduciendo de forma progresiva los exámenes y calificaciones mientras el joven se va preparando para tomar sus pruebas de ingreso a la universidad.
Tecnología limitada
Una de las características de la Pedagogía Waldorf es que limita el uso de los dispositivos electrónicos hasta la secundaria. La razón es que, según este tipo de educación, el empleo de esta tecnología tiene efectos negativos en la capacidad de concentración, comprensión y comunicación del niño.
Para nada la tecnología está prohibida, solo que en la Pedagogía Waldorf se dice cuándo es más apropiado hacer uso de ella, y no lo es hasta la secundaria; antes, es mucho más importante fomentar el juego, la creatividad, el contacto con la naturaleza, la exploración del mundo, y las relaciones con los demás.