¿Padres resilientes? La resiliencia es la capacidad de adaptación del ser humano frente a un agente perturbador o frente a estados o situaciones de adversidad, según la definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua.
Yendo más allá de esta acepción, desde la perspectiva psiquiátrica, Boris Cyrulnik definió la resiliencia como la capacidad que tiene una persona de resistir y sobreponerse a las dificultades individuales y sociales. En su ensayo “Los patitos feos: la resiliencia, una infancia infeliz no determina la vida (2001), explica la tesis de la resiliencia.
Para sobreponerse, para que exista la resiliencia, según la visión de Cyrulnik, es necesario encontrarle un sentido o significado al trauma, la pérdida o la situación adversa que se está enfrentando.
Si no lo logramos, si no le damos un significado a los que nos ocurre, repetiremos una y otra vez la misma conducta ante situaciones o agentes perturbadores, sin realmente superarlos.
Nuestro objetivo, según Cyrulnik, tiene que ser comprender nuestro dolor o infelicidad para transformarlo en un sentimiento positivo. A partir de la adversidad, vivir una experiencia distinta, donde aquella ya no nos perturbe. Por ejemplo, es resiliente el hijo abandonado por su padre que termina convirtiéndose en un buen padre.
La resiliencia es una capacidad poderosa para cualquier persona, ¿no crees? Mucho más para los padres, pues puede sernos muy útil en la crianza de nuestros hijos.
Pero poderosa no significa que sea un don que esté reservado a unas pocas personas, la resiliencia se aprende. ¿Cómo logras ser una madre o padre resiliente? ¿Cómo guías a tus hijos para que desarrollen la resiliencia?
Aprender a ser padres resilientes
Para desarrollar esta capacidad, los padres tienen que asegurarse de que exista un vínculo afectivo seguro a su alrededor. En eso, madre, padre e hijos pueden apoyarse unos a otros, como seguramente estás pensando.
Pero también puedes apoyarte en otras personas, como familiares o amigos. Claro que esto no siempre es posible, entonces será necesario que busques la ayuda de un profesional que te apoye para que logres establecer vínculos afectivos fuertes y consigas darle sentido a lo que te está pasando.
Un método eficaz que puede ayudarte es la escritura. Según Cyrulnik, con la escritura puedes expresar mejor tus emociones y encontrarle un significado al dolor e infelicidad que estás padeciendo como paso necesario para sanar tus heridas.
Transformarte para fortalecerte ante cada situación adversa que se te presente, te ayudará en la crianza de tus hijos y a transmitirles la capacidad de ser resilientes. No puedes pedirles a tus hijos que sean resilientes, si tú no le eres primero, si no estás dispuesta a evolucionar.
Ten en cuenta que no se trata de que el dolor o la infelicidad desaparezcan por arte de magia, sino de que seas capaz de tomar acción para superar esa etapa difícil.
El cambio como pilar resiliente
Otra de las claves para entrenarte en la resiliencia es aceptar el cambio como parte de la vida, y ante el cambio debes fluir, adaptarte y crecer.
Igualmente, la adversidad es parte de la vida, también tienes que aceptarlo, no existe un mundo perfecto y mucho menos en la maternidad.
Lo sabes bien, lo que te contaron antes de ser madre muchas veces no se corresponde con la realidad que tienes que vivir a diario con tus hijos. Pero también sabes que puedes salir airosa de las dificultades, de seguro has sido resiliente ante muchas situaciones sin haber oído nunca acerca de la resiliencia, y lo has sido porque cuentas con un poderoso vínculo: el amor de tu hijo.
Así mismo, para ayudarte a ser resiliente puedes apoyarte en el sentido del humor y en una actitud positiva ante la adversidad. No es sencillo, pero vale la pena que trates de poner la mejor cara ante la tormenta que estás atravesando.
Mantener el buen ánimo y apelar al sentido del humor, te ayudará a sentirte optimista y a encontrar la mejor solución para superar la adversidad.
Cómo criar hijos resilientes
Para enseñarle a tus hijos a ser resilientes puedes poner en práctica los consejos que te daremos a continuación.
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Fomenta la empatía en tu hijo, estimúlalo a que ayude a otras personas.
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Enséñale a tu hijo cómo alejarse por un rato de las preocupaciones que lo agobian.
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Incúlcale a tu niño la importancia de la buena alimentación y la actividad física.
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Arma una estructura de seguridad para tu hijo a través de las rutinas diarias.
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Refuerza la autoestima de tu hijo.
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Anímalo a que siempre mantenga una actitud positiva, incluso ante las situaciones complicadas.
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Tal como tú, tu hijo también debe aceptar el cambio como parte de la vida, guíalo en ese proceso.
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Anima a tu hijo a que haga amigos y a tener buenas relaciones con sus familiares cercanos.
Recuerda que son los padres quienes dan el ejemplo a sus hijos. Los niños imitarán tus comportamientos y actitudes, si eres resiliente, ellos también tenderán a practicar la resiliencia.
Otro de los consejos que puedes seguir en el entrenamiento de tu resiliencia es aprender a gestionar tus emociones.
Antes de reaccionar ante una situación desagradable como una rabieta de tu hijo, intenta hacer una pausa antes de tomar cualquier acción. Es muy probable que ese respiro te dé la calma suficiente para afrontar la situación con serenidad y transmitírsela a tu hijo para ayudarlo a gestionar su propia emoción.
Para ser resiliente tienes que comprender tus propias emociones, darles significado, no las reprimas. Tampoco intentes cohibir las emociones de tu hijo, trata de que te explique cómo se siente y por qué y acompáñalo mientras fluye su emoción.
Igualmente, sé lo suficientemente flexible cuando las cosas escapan de tu control, sigue adelante en medio de la tormenta, sabiendo que no puedes controlarlo todo, incluidos los sentimientos y conductas de los demás.
Así mismo, acepta que nada ni nadie es perfecto. Acepta tus errores y los de tu hijo también. Aprovecha para practicar la observación, identificar cuáles problemas tiene tu hijo y ayúdalo a resolverlos.